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Basílica del Santo Cristo de Bonanza

La Basílica de Santo Cristo de Bonanza fue la primera parroquia de Pasai Donibane (San Juan) en el siglo XIV y estuvo bajo la advocación de San Juan de la Ribera. Una vez construida la nueva parroquia, ésta fue dedicada a Santa Isabel, hasta que fue destruida por un incendio, no quedando resto alguno. En esta época se utilizaba para atender principalmente al servicio religioso de la guarnición del Castillo de Santa Isabel. En su lugar se edificó el año 1738 la actual Basílica de Santo Cristo de Bonanza, costeada por donaciones de todos los lugareños, incluso residentes en el extranjero (Perú, Manila, Venezuela, etc...). Un detalle curioso es el de las lanchas besugueras, que le destinaban una parte de su pesca.

Capitanes y tripulaciones hacían colectas para su sostenimiento. Ofrecían misas a la salida y llegada de los buques, encargadas para sus hombres en acción de gracias por una venturosa navegación o invocando la protección del Santo Cristo para el viaje.

La iglesia consta de una sola nave con planta rectangular y a los pies dos coros escalonados de bellísima traza. Sobre el segundo, una espaciosa ventana circular arroja su luz sobre el templo en unión de cuatro ventanas laterales, además de la de la Sacristía. Una suntuosa reja cubre toda la anchura y altura del arco que sostiene el primer coro, que recuerda a la que se puede ver en la Basílica de Santo Cristo de Lezo. Es obra de Matías Lozano, vecino de Hondarribia. La iglesia se divide en cuatro tramos separados por pilastras en forma de caja superpuestas a una pilastra más ancha y una sección de columna, donde descansan los arcos fajones, torales y cruceros de las bóvedas. El sentido de esta curvatura es el de suavizar aristas. Longitudinalmente el tramo mayor es el del Coro, y el del crucero, que se cierra con una bóveda sobre pechinas, decorándose con una fina moldura y clave con el escudo de armas de Pasai Donibane (San Juan). Las bóvedas son de arista, con nervios y clave de piedra, confeccionadas en piedra que fue transportada a la iglesia por mar.

Sólo añade a la portada principal una cierta significación el pequeño apéndice o cuerpo de campanas de piedra que, de planta cuadrada, se erige en uno de los lados, con sus huecos y antepechos abalaustrados de piedra, rematándose por un gracioso chapitel o aguja con acrótera y bola. Las escaleras que interiormente suben a ésta también en piedra en forma de caracol, sirven para llegar al coro; cinco pequeñas ventanas de tamaño de saetera la iluminan. Todo el Templo exteriormente recubre de piedra sus esquinas y cornisa, elevándose sobre un pequeño zócalo, del mismo material; su tejado es de vertiente a cuatro aguas. Cabe destacar la magnífica labor de resaltes y vaciados de basas y capiteles, la excelente construcción de bóvedas y la finura de molduración, detalles todos que denotan una cualificada mano de obra, aunque el paso del tiempo, su retiro del culto, y el destino a almacén de traineras la han hecho perder parte de su dignidad.

En la fachada Oeste del Templo existe una puerta denominada "Lintxua". Era utilizada como refugio los días de mal tiempo, durante la espera de los pesqueros o mercantes. Presenta una serie de incisiones o tallas que representan diversos tipos de embarcaciones. Sus siluetas son la mayoría del siglo XVIII y algunas del XIX.

El diseño del retablo del altar mayor es de un discreto barroco. En el centro del altar mayor resalta el Santo Cristo de Bonanza, que por su rubicunda cabellera delata su origen inglés. Probablemente sea obra de Jerónimo Larrea (siglo XVII). Las imágenes laterales representan el Nazareno y la Flagelación. Dos ángeles policromados en actitud de volar destacan a ambos lados del arco del presbiterio.

Como tantas otras veces, la leyenda se apoderó de esta sagrada imagen. Desde bastante tiempo atrás, se viene recibiendo entre las gentes de este pueblo la tradición según la cual unos pescadores encontraron este Cristo flotando sobre las aguas del mar. Con la fe que, entonces, caracterizaba a nuestras gentes, la recogieron y la instalaron en esta iglesia de Bonanza. Desde entonces se le tributó un culto del que no sólo participaron los hijos de Pasai Donibane (San Juan) sino que tripulaciones de barcos mercantes, de guerra y corsarios ofrecieron sus donativos y misas en honor a este Cristo.

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